viernes, 19 de junio de 2009

~ Kitsë - Payaso ~

Nombre: Kitsë

Sexo: Femenino

Edad: 17 años (aparente)

Rango: Payaso (ocasionalmente, acompañando a Scorzo)

Apariencia: Kitsë es una niña preciosa con aspecto de preciosa muñeca de porcelana: tan blanca y delicada como lo son éstas; tanto que casi pareciera que su frágil cuerpecito podría hacerse añicos con una simple caída o un tropiezo. Es bajita, demasiado incluso para su edad, y el hábito de caminar siempre a pasitos cortos y con la cabeza gacha no hace más que afianzar en los demás la creencia de que se trata de una pequeña de apenas diez años. Lleva el cabello largo recogido en una trenza espesa, tan negra que casi parece reflejar un brillo azul. Su rasgo físico más caracterísco son sus manos, cuyas uñas afiladas están esculpidas en puro nácar; particularidad que aprovecha para entretenerse haciendo dibujos sobre la arena.

Pasado: Llegó al circo en el carro del arlequín Scorzo, a quien sirve como criada y utillera, sin que nadie sepa realmente quién es o de dónde procede. Hay que asegura que es la hija bastarda de su señor; otros, más atrevidos, afirman que es su amante, aunque nadie sabe nada a ciencia cierta. Lo único seguro es que, pase lo que pase, ella siempre se mantendrá a su lado, inseparable ante cualquier circunstancia.

Personalidad: La timidez personificada; o, quizás, simplemente es mero desinterés hacia un mundo que apenas le interesa lo suficiente para preocuparse por el bienestar y la felicidad de su amo, cuya imposibilidad de sonreír constituye para ella el mayor de los tormentos y también, su único objetivo. La mayor parte del tiempo prefiere pasar desapercibida, evitando relacionarse con nadie a menos que sea estrictamente necesario o así se lo hayan ordenado. Aunque puede mostrarse muy dulce con quien la trata bien, Kitsë reserva toda su amabilidad y delicadeza para su señor, a quien sirve con eficacia y diligencia; es usual encontrarla remendando las ropas del arlequín o confeccionando nuevos trajes, demostrando su increíble soltura con la aguja y el hilo. Lo que probablemente más llame la atención de esta jovencita es su caminar pausado y comtemplativo, abrazada siempre y en todo momento a un peluche sin cabeza que cuida como su mayor tesoro.

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